El mayor desafío es que la mayoría de los proyectos de revisión de estrategias de confiabilidad se consideran completos una vez que las estrategias actualizadas están activas en el sistema EAM. Esto significa que los equipos basados en el sitio pueden quedar solos para adoptar estas estrategias. En este escenario, cualquier pequeño error se magnifica y afecta a la confianza del equipo. Esto puede, en última instancia, llevar a los equipos a modificar las estrategias y llevarlos a deteriorarse con el tiempo.
Una manera de evitar esto es asignar tiempo y recursos para abordar rápidamente cualquier problema posterior a la implementación. Ningún proyecto es perfecto y, por lo tanto, habrá cierto refinamiento de las nuevas estrategias de confiabilidad necesarias, como la secuenciación de tareas y algunos límites aceptables específicos. Si estos desafíos se abordan de manera inmediata y eficiente, entonces se gana confianza en las nuevas estrategias.
Las organizaciones también deben introducir un proceso de Gestión de Estrategias de Activos para administrar las estrategias de confiabilidad a lo largo del tiempo.
¿Qué es una Estrategia de Gestión de Activos?
Una Estrategia de Gestión de Activos o ASM (Asset Strategy Management) sigue siendo un término relativamente nuevo y para aquellos que no son conscientes, es un enfoque de mejores prácticas para administrar sus estrategias de activos, en toda la organización.
En resumen, ASM conecta activos físicos y plantas y sitios independientes a un sistema central, lo que le permite garantizar:
- Las mejores estrategias, desarrolladas por sus mejores expertos en la materia, están en su lugar.
- Las estrategias se implementan en todos sus activos, todo el tiempo y evolucionan continuamente en función de datos reales y un proceso de revisión eficaz.
- Las estrategias se pueden actualizar fácilmente, personalizarse para las variaciones del sitio y volver a implementarse con facilidad
ASM también ofrece mejoras de rendimiento a través de una mayor confiabilidad y la reducción de fallas, tiempo de inactividad y riesgo, y en consecuencia, un menor costo de operaciones.
Para la mayoría de las organizaciones, estos son los beneficios exactos que les llevan a revisar sus estrategias de confiabilidad en primer lugar.